Ya desde
chico, por mi historia personal, aprendí a esconder mi interioridad. Era
retraído y callado. Me gustaba dibujar, leer y ver la tele.
Mi papá, a eso de mis once años, me llevó a una de sus disquerías y se fue. Tuve que aprender a comunicarme con extraños. Y así me hice bueno vendiendo, entablando conversaciones y demás artilugios sociabilizantes para lograr cerrar una operación. Si venía alguien a buscar algo de música clásica, escuchaba lo que apreciaba de lo que compraba, y lo transformaba en argumento de venta (“nadie sabe más de música clásica, que el que compra música clásica” – decía mi viejo ) .
Pero mi interior bien adentro, yo sacaba lo que me parecía y con quien me parecía. Luego vino Cristo a rescatarme, y mi funcionamiento de intimidad oxidado. Tanto que aún hoy el Señor lo está sanando, no estaba acostumbrado a hacerlo, y Dios es una persona con la cual debería, pero no es fácil para mí. Hoy cada vez que me abro a El, me conmociona, lloro, me quebranto. Es algo que realmente me inunda.
Después vinieron aquellos que traicionaron mi confianza, amigos de la igle, y pastores. “El conocimiento es poder”. Te saben calentón y te buscan para divertirse o para entre sacar cosas en tus brotes. Pero Papá me sigue procesando en el poder de la regeneración.
¿Sabés cuál es el órgano más grande del cuerpo humano?; la piel. ¿Qué curioso que lo que te protege de lo exterior sea lo más grande que Dios creó en tu cuerpo? Mucho de tu interior es sólo para Dios. Cuídalo.
Pero hubo una ocasión en que Jesús soltó todo, el propósito de su muerte, y provocó repudio de muchos que lo seguían.
Mi papá, a eso de mis once años, me llevó a una de sus disquerías y se fue. Tuve que aprender a comunicarme con extraños. Y así me hice bueno vendiendo, entablando conversaciones y demás artilugios sociabilizantes para lograr cerrar una operación. Si venía alguien a buscar algo de música clásica, escuchaba lo que apreciaba de lo que compraba, y lo transformaba en argumento de venta (“nadie sabe más de música clásica, que el que compra música clásica” – decía mi viejo ) .
Pero mi interior bien adentro, yo sacaba lo que me parecía y con quien me parecía. Luego vino Cristo a rescatarme, y mi funcionamiento de intimidad oxidado. Tanto que aún hoy el Señor lo está sanando, no estaba acostumbrado a hacerlo, y Dios es una persona con la cual debería, pero no es fácil para mí. Hoy cada vez que me abro a El, me conmociona, lloro, me quebranto. Es algo que realmente me inunda.
Después vinieron aquellos que traicionaron mi confianza, amigos de la igle, y pastores. “El conocimiento es poder”. Te saben calentón y te buscan para divertirse o para entre sacar cosas en tus brotes. Pero Papá me sigue procesando en el poder de la regeneración.
¿Sabés cuál es el órgano más grande del cuerpo humano?; la piel. ¿Qué curioso que lo que te protege de lo exterior sea lo más grande que Dios creó en tu cuerpo? Mucho de tu interior es sólo para Dios. Cuídalo.
Pero hubo una ocasión en que Jesús soltó todo, el propósito de su muerte, y provocó repudio de muchos que lo seguían.
Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?Juan 6:61(RVR1960)
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.Juan 6:66 (RVR1960)
Y este es
el riesgo, si abrís tu corazón, muchos se ofenden y dejan de andar con vos.
Pero como
le pasó a nuestro Señor, hay veces que hay que hacerlo.
Una vez un amigo del alma me dijo: “¿por qué decís las cosas asi?”;y le contesté: “porque me siento peor si no lo digo, que si sí lo digo”
Una vez un amigo del alma me dijo: “¿por qué decís las cosas asi?”;y le contesté: “porque me siento peor si no lo digo, que si sí lo digo”
Hay veces
que hay que bajar defensas, y poder exteriorizar las cosas, a pesar de
todo, y duele.
Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor
o que nunca más hablaré en su nombre,
su palabra arde en mi corazón como fuego.
¡Es como fuego en mis huesos!
¡Estoy agotado tratando de contenerla!
¡No puedo hacerlo!
Jeremías 20:9 (NTV)
Para mi
sería mejor retrotraerme al silencio. Es más, más de una vez lo hice, y lo
hago. Es parte de mi el silencio; pero como contrapartida, el fuego de la
proclama lo derriba, y la gente se ofende. No por decirlo de forma agresiva o
insultante, por que las palabras a veces son espejos de una realidad, y es la
realidad la que ofende.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario