Casi me han tratado de despreciador de recursos ministeriales que tengo al alcance de mis manos. Planteo que me obliga a mirar mis manos vacías y repensar en qué hago mal para que estén así. Y empiezo a preguntar y a preguntarme.
Y las respuestas eran claras, los recursos están asignados, las personas ocupadas y yo no puedo hacer nada.
Mi papá dijo más de una vez que, “no se puede obligar a nadie a quererte”; y no hay reclamos, cada uno se esfuerza en la visión del servicio por el cual debe rendir cuenta.
Pero ¿por qué molesta cuando no hago uso de los recursos que me son inaccesibles y si de los que por Su gracia nos auto gestionamos?
Al decir verdad no sé.
Sé que tengo que hacer lo que tengo que hacer y, citando a Jonh Wimber, que al ser el propósito extraordinario, los recursos serán extraordinarios. Y bajo este concepto motorizo mi mente y acción, sabiendo de la fidelidad de Dios en cada paso.
Pero me arrepiento de haber hablado, más de una vez, de mi falta de recursos, siendo, por lo menos, una falta de agradecimiento.
Un ministerio más solitario que el de Jesús, no ha habido.
Un ministerio con un kilometraje más limitado, tampoco.
Un ministerio con menos organización, no conozco.
Pero ningún ministerio ha sido tan poderoso e influyente.Y empezó en un casamiento, interesado en el problema de una familia, convirtiendo el agua en vino.
Un tipo normal, en medio de gente normal, empoderado para resolver problemas normales, y deshacer las obras del diablo.
Tengo recursos ilimitados, y los voy a usar.
El cielo en mis manos, y mis manos en la tierra, gracias Jesús.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.Mateo 6:10(RVR1960)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario