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lunes, 4 de mayo de 2015
# 11 EVANGELISMO CORPORATIVO LAS CUATRO COLUMNAS
Ya sabemos cómo debemos estar y cuál sería la correcta condición personal para hacer obra de evangelista. Y también sabemos a que apuntar, al corazón. Y también sabemos que es la expiación, la doctrina de la cruz, es el esqueleto de nuestra predica. Pero sería bueno simplificar en cuatro partes básicas la estructura de nuestro mensaje.
Ni queremos complicártela, pues ya hay demasiadas cosas por vencer para predicar como para agregarle estorbo al evangelizar.
El primer estadío es la mala noticia. El segundo es la Buena noticia. El tercer es la Cruz. Y el cuarto es el llamado. Las primeras dos son condicionales al estado de interlocutor.
Por ejemplo, el joven rico, se acerca a Jesús y no para saber cómo ha de ser salvo. Sino para demostrar, en un acto de falsa humildad religiosa, que ya lo es, pues sentía que había cumplido con toda la ley. Entonces el Salvador lo confrontó con su idolatría piropos las riquezas. En cambio en el caso de la samaritana, ella ya se reconocía menos. No entendía como un rabí judío le hablaba a una mujer, condición para ser menoscabar por sus contemporáneos, y no, encima samaritana, pueblo que había perdido la pureza racial y por esto despreciado.
Es como cuando dejamos de leer un libro. Marcamos hasta donde llegamos. Al reiniciar la lectura no comenzáramos nuevamente desde el inicio, sino que continuaremos desde donde dejamos. Sí nos encontramos con una persona que declara su bondad, debemos confrontar con la ley escrita en su corazón (Gálatas 3:24; Romanos 2:14 - 16)
Pero sí nos encontramos con una persona compungida, culpa y dispuestos aprobar a Dios, pues no tiene otro recurso, deberemos arrancar de la buena noticia.
Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobrio, justa y piadosamente, (Tito 2:11- 12)
Así como el ayo, el guía para llegar a Cristo, es la Ley; el guía para dejar lo malo es la gracia. Escucha a quién estés evangelizando; léelo como a un libro y espera a que el Espíritu te guíe tus pasos a seguir. Es ese el momento de confrontar con la cruz. Y frente a la obra expiatoria debe tomar una decisión. Es el momento del llamado.
Todo lo que vimos es teoría. Sí queremos evangelizar, tan sólo debés hacerlo. Dispone a equivocarte, porque esa será la oportunidad de corregirte y perfeccionarte.
Ahora que escuchaste acerca de evangelismo fíjate lo que Jesús dijo:
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Mt 7:25 VRV 1960
Es por eso que te digo:
Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, le tu ministerio. 2Tim 4:5 VRV1960
Y nuestro ministerio no es otro que la Gran Comisión.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo Mt 28:19 VRV1960
El ya hizo su parte.Declaró que estaba consumado. Ahora nos toca a nosotros "ir".
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