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martes, 31 de marzo de 2015

Te amo tanto, que no me interesás

El otro día le dije a una obrera del equipo de evangelismo: 
-¿es bueno atravesarle la garganta con una “bic” a una persona?
A lo que me contestó con tono de obviedad:
_ ¡claro que no!
Pero fue con trampa, hay una variable que no le dije, esa persona imaginaria tiene una obstrucción que, para salvarlo, hay que improvisarle urgentemente una traqueotomía para salvarle la vida, para que no muera asfixiado.
Si en vez de eso, le digo cosas lindas, con una simpática y dulce expresión, y le declaro el amor de Dios. De seguro lo podría hacer sentir bien un rato, hasta que la desesperación por lograr oxigenar su cuerpo, se lo lleve espasmódicamente hacia su muerte.
En la actividad evangelística es igual, todo el que no tiene a Cristo, está en una situación de emergencia. O le decimos lo que quieren escuchar, o hablamos lo que Dios quiere decir. El resultado final es el infierno o el Cielo.
Muchas veces me preguntan, ¿Cómo le predico a una persona atea, o a un testigo de Jehová, o a un mormón? Primero a considerar es que lo tenés que amar tanto, que provoque un desinterés en la persona. ¿Suena raro no?
No importa lo que dice que le pasa, se droga, es feliz es alcohólico, esta triste está contento, es hincha de Racing, etc.; ese no es su problema, pues su problema es el pecado, que como consecuencia trae la muerte, la separación de Dios. El resto son consecuencias. Sea cual fuera la manifestación de esa muerte, no le voy a poner curitas a los síntomas, sino que voy a buscar una infusión de vida… muerto el perro, muerta la rabia.
¿Pero cómo lo hago?
Sea quien fuere, crea en quien crea, o aunque no crea en nada, hay dos cosas que tiene todo ser humano en su corazón. Etenidad y moralidad.
Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.Eclesiastés 3:11b (NTV)
Lo efímero de la vida, la muerte y la incertidumbre de un después, pues uno se sabe eterno, aunque lo niegue, pues esta idea de eternidad es un órgano de nuestro corazón, de nuestra alma, de nuestro ser.
Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.Romanos 2:14-16 (RVR1960)
La ley moral, está en todo ser humano. Cuando a las personas les planteo que la maldad (iniquidad) los separa de Dios, nadie me lo pudo negar, pues todos saben que es bueno y que es malo. Y si se declaran buenos, nadie pasa “la prueba de la blancura” frente a la ley. 
El espíritu santo quiere y puede convencer de pecado, justicia y juicio, pero quiere hacerlo a su manera. 
Tu meta en evangelismo personal, el corazón.
No vallas a la mente, allí vos demostrás que sos sabio, y no hay gloria para Dios. Presentemos a Jesús, y usemos la eternidad y la ley, que para algo el Creador las puso en el corazón humano.






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