En la nota anterior cité a Frederick Niesche, fundamento de la filosofía sociológica evolucionista. Y autor de cabecera del nazismo alemán de la supremacía aria.
Hoy este evolucionismo social, es parte fundamental del pensamiento esotérico de la nueva era. Solo los elegidos, los que son parte de una elite, que tiene una característica revelatoria exclusiva, son superiores y dignos de pleitesía y honra, dignos de seguir y obedecer.
¿Te suena?. Ni se te ocurra aplicarlo a algún líder religioso, si hiciste eso, le erraste. Mirate a vos mismo. ¿Nunca te creíste dueño de la verdad y te juntaste con otros que piensan lo mismo?; Élite revelatoria.
Hace unos años escuche a un respetado pastor, y aclaro que creo que lo planteó en forma sincera, decir: “los que me critican no tienen validez para mí, pues yo soy de la nueva revelación, y ellos de la vieja”. Te afirmo, que cuando terminó de decirlo, lo que era nuevo, se transformó en viejo. Sólo lo eterno no envejece.
Cuál es la característica que hará evidente que te encontrás en un movimiento elitista. Que te responda Jesús:
Yo (Jesús) he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?Juan 5:43-45 (RVR1960)
Puede ser el grupo con las mejores intenciones, pero si ves esta característica, el pensamiento evolucionista y elitista es el que gobierna.
Cuando hay mucha palmada en la espalda, mucha “sobada de lomo”, mucha “honra”, es probable que el engaño evolucionista se haya instalado.
Y esto está teñido de nuestra característica natural hacia la aprobación. Pues necesitamos ser aprobados.
Pero, ¿por quién?
La palabra que se traduce por aprobado, en la Biblia, significa mostrar externamente, como cuando en tu foto de perfil ponés a tu hijo, lo exhibís orgulloso.
Nuestro Señor Jesús, caminando nuestros pasos en esta tierra, dice que fue aprobado por Dios entre los hombres israelitas, manifestando sobrenaturalmente esa aprobación, haciendo Dios, por medio de Él, milagros (Hechos 2:24). No hizo nada para evolucionar hacia la aprobación y su consecuente manifestación externa. Su ser era esencialmente ser hijo, y eso complacía al Padre (Mateo 3:17/Mateo 17:5), y en este contentamiento paternal, radica Su aprobación.
Y nosotros ya fuimos aprobados en Cristo, como hijos damos placer al Padre. Y no es dialéctica ni demagogia semántica, es perfectamente comprobable:
Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.1 Tesalonicenses 2:3-4 (RVR1960)
Nos confió el Evangelio, el más grande poder que se ha desarrollado en la faz de la tierra ( Romanos 1:16), y fuiste aprobado al nacer de nuevo, no evolucionaste hasta ser hijo, naciste de muerte a vida (Juan 5:25b), por Generación Espontánea, y fuiste hecho una nueva creación (2 Corintios 5:17)
El pensamiento que debe regir nuestro desarrollo como individuos y como Iglesia es el del Creacionismo, y no el del Evolucionismo, pues “esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica”, pues trae consigo celos amargos y contención en el corazón, jactancia, y mentira contra la verdad (Santiago 3:14-15 RVR1960)
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