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martes, 31 de enero de 2017

EL PENSAMIENTO EVOLUCIONISTA EN LA IGLESIA 1 (La serpiente del Edén sigue trabajando)

Desde el comienzo de mi vida como creyente, siendo un púber de diecisiete años, se plantea en mi mente la batalla entre el pensamiento evolucionista y la argumentación poderosamente simple de la Generación Espontánea (Creacionismo) del relato del Génesis.
Y hasta nos burlamos con decires grotescos diciendo que en mis antepasados no hay ningún mono.
Y más allá que argumentos me sobran para darte bases de que es un disparate desde lo genético y desde lo probatorio, pues ninguna especie ha pasado de un genoma otro, sino simples adaptaciones a su medio ambiente, hoy no me interesa discutirte esto.
Sino como el evolucionismo filosófico se ha metido peligrosamente por la ventana en el pensamiento eclesiástico.
La luz acerca de esto la obtuve frente a una pregunta de una educadora de una escuela de evangelismo. Y esta fue algo así: ¿Qué esperan para sus hijos?
Sin dudarlo respondí que le quisiera dejar una plataforma desde donde arrancaran.
Y no dudó en marcarme que es un error, que ese es un pensamiento evolucionista, que en las cosas del reino, hay un solo estado, el eterno.
Desde mis comienzos en el cristianismo, y hasta ahora, van casi cuarenta años. Y desde que me acuerdo, vienen revelaciones nuevas, reformas, unciones, verdades de todo tipo y otras yerbas.
Pero si la idea del espíritu hubiese sido la “evolución de la Iglesia”, y si los primeros cristianos sanaban con su sombra, con sus prendas sudadas y eran tele transportados al desierto, hoy deberíamos volar y tirar rayos láser con nuestra mirada. Y lamentablemente no se ve ni siquiera un atisbo del estado original de las manifestaciones.
Lo nuevo tiene un solo destino, transformarse en viejo.
Hay un solo estado superior en los creyentes y que no envejece, y ese estado es únicamente  el eterno.
Creer que necesitamos algo nuevo, es no comprender lo eterno de cada operación del Espíritu a lo largo de la historia humana.
Un clamor, un convencimiento de pecado, un arrepentimiento, y todo a través de un mensaje empoderado, Y esto acompañado generalmente de una manifestación de poder.
Una y otra vez lo mismo. Y esto es el Cielo en la tierra. Lo eterno en medio de lo vano.
Y pasado un tiempo, el hombre vuelve a optar por lo vano, pues es controlable y se puede reglamentar y argumentar.
“¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa.

Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas en vosotros continúan siendo gusano.”


“Así habló Zaratustra” por Friedrich Nietzsche

El evolucionismo deja afuera a Dios por una nueva revelación.






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