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miércoles, 16 de octubre de 2013

LA UNCION QUE PUDRE YUGOS -1era PARTE-



Tengo algo casi obsesivo, me gusta entender cómo funcionan las cosas. No me conforma el usarlas, ¡tengo que saber cómo funcionan!

Es por esto que me vas a encontrar, tal vez, estudiando el manual de algún electrodoméstico.

Por ejemplo, cuando estudiaba masajes, me explicaban las técnicas adecuadas para tal o cual dolencia. Pero yo, siempre con una mente voraz, veía hasta disecciones  en internet o bajaba libros de medicina en pdf, para poder saber por qué esta técnica era efectiva. Y la verdad que me fue bastante bien haciéndolo así.

Bajo la premisa de esta tortuosa forma de elaborar las ideas y consolidarlas, me encontré con una declaración más que común en sermones libertarios. Y es este verso bíblico.

 Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción. (Isaías 10:27)
Pero ¿Cómo hago que esta “unción” pudra efectivamente mi yugo?
Y al leer el contexto del verso me encontré con la primera pista.
Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira.(…)24 Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto;… (Isaías 10:5 y 24)
El pueblo de Dios se olvido la vara de Moisés en algún rincón, olvidándose de Dios en este acto, y esa vara fue tomada por un imperio, el Asirio. Que iba a usar esa autoridad delegada contra el Pueblo elegido. ¿Será que el yugo lo buscamos nosotros en nuestra irresponsable conducta? Bueno esa respondetela vos mismo. Pero ahora iremos al primer esquema ilustrativo del uso correcto de esta “unción”.
 Y levantará Jehová de los ejércitos azote contra él como la matanza de Madián en la peña de Oreb (…) (Isaías 10:26a)
Aquí relata la conclusión de la épica e ilógica victoria de Gedeón frente a un ejército de 120.000 soldados madianitas, contra los 32.000 de su lado. (Ver jueces 7)
Pero esto a Dios le pareció ventajoso,…para Gedeón.
Le dijo algo como:
“decile que a los que tengan miedo, que se pueden ir”
Y se fueron unos pocos… tan solo 22.000 hombres.
¡Pero quedaron 10.000 valientes!, contra 120.000 (glup!!!).
Pero para nuestro Dios seguía habiendo ventaja, entonces les dijo, mandalos a tomar agua, y yo te digo quien más se va.
Gedeón lo hizo, y Dios le hablo nuevamente:
“Los que usaron sus manos para tomar, decile que les vaya bien, tan solo quedaran los que tomaron directamente del agua, como toman los perros”
Ahora sí, hagan sus apuestas, 300 hombres hábiles bebedores de agua, contra 120.000 guerreros imperiales. (Doble glup)
Bueno la historia sigue con una amplia y sobrenatural victoria de los verdaderos trescientos, los de Gedeón.
Pero la pista está en la elección de nuestro Señor, no eligió a los temerosos, a los que ven las cosas y se paralizan (ojo, no los critico, yo al ver al poderoso ejército imperial me hubiera acoplado a ellos), y esta elección es lógica.
Pero a los que toman con sus manos, ¿porque fueron descartados?
Para mí la clave está en las manos. Y me puse a investigar. Descubrí que en las manos tenemos un ecosistema de 150.000 bacterias aproximadamente,… ¡en cada una de ellas!
Entonces, el agua pura que tomas con tus manos, al contacto con ellas, dejaría de ser tan pura.
Por eso Dios dejó una simbología profética en esto, si tocas con tus manos la unción que pudre yugos con tus manos, dejaría de ser útil.
Esta unción no debe pasar por manos humanas, el rio de la unción debe fluir dentro de nuestro ser sin que la manoseemos y contaminemos, es una unción Santa, y así debe quedarse para obtener el mejor resultado, una victoria rotunda como en la Peña de Oreb.
  Y tomaron a dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán. (Jueces 7:25)

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